Una de las claves para combatir el virus
Mantener una distancia prudencial es lo más importante.
TeLa mal denominada distancia social –más bien es personal– es una de las claves para combatir el covid-19. A metro y medio o a dos es el mínimo recomendable, pero si el trecho es mayor eso que ganamos en seguridad.
Es una de las sencillas medidas de precaución que recomiendan la Organización Mundial de la Salud y los profesionales sanitarios. Ese distanciamiento físico forma parte de los mandamientos claves para evitar el contagio, junto a la utilización de mascarilla, evitar las aglomeraciones, lavarse las manos o cubrirse al toser. Para mantenerse y mantener a los demás a salvo, por favor, guarde la distancia con otras personas y reducirá el riesgo de contagio si los demás tosen, estornudan o hablan. Y si está en espacios interiores, aplique una una distancia aún mayor, porque cuanto más, mejor.
Pero ¿cuál es el motivo para que se recomiende metro y medio o dos metros? Parece una estimación más que una evidencia científica contundente y lo importante es mantener una distancia prudente, porque la separación no garantiza de forma absoluta que eludamos el virus.
El coronavirus se transmite de persona a persona, por lo tanto, las personas que mantienen un contacto cercano con alguien infectado presentan un alto riesgo de contagio. Y es que las gotas respiratorias pueden caer en su boca o nariz. Alternativamente, también podrían caer en la cara y, por consiguiente, la próxima vez que se la toque podría infectarse. Mientras más cerca se esté, más grande será el chorro
Sin embargo, no existe una evidencia sólida que nos permita saber con certeza cuánto de lejos se mueven las gotículas contagiosas y cuál sería una distancia segura.
Lo que sí resulta evidente, más allá de la distancia, es que las reuniones sociales, fuera de casa son un riesgo que ha de calibrarse si merece la pena correr. La OMS habla de evitar los espacios de las 3 ‘c’: cerrados, congestionados y con contactos cercanos. Los brotes es habitual que se produzcan en lugares interiores abarrotados en los que se suele hablar en voz alta, gritar, resoplar o cantar.
Los riesgos de contagio son más altos en espacios llenos e insuficientemente ventilados con aire exterior en los que las personas infectadas pasan mucho tiempo juntas y muy cerca unas de otras. En esos entornos el virus se propaga con mayor facilidad por medio de gotículas respiratorias o aerosoles, por lo que es aún más importante adoptar precauciones.
Ante la mayor posibilidad de contagiarse en lugares donde se den las 3 ‘c’ son preferibles las reuniones al aire libre, que son más seguras que en interiores.
Para reforzar la seguridad en las reuniones sociales en lugar cerrado siga algunos consejos de la OMS y tome precauciones, que aunque parezcan obvias y manidas es bueno recordar. Así abra una ventana para incrementar la ventilación natural, no se quite la mascarilla y atienda a las normas de higiene, con lavados periódicos de las manos con gel hidroalcohólico. También evite tocarse los ojos, la nariz y la boca. Las manos tocan muchas superficies en las que podrían coger el virus. Una vez contaminadas, pueden transportar el virus a los ojos, la nariz o la boca. Desde allí el virus puede entrar en el organismo e infectarlo. Al toser o estornudar cúbrase la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo y no lo haga en dirección a otras personas. Luego, tire inmediatamente el pañuelo en una papelera con tapa y lávese las manos.
La distancia en reuniones es imprescindible y no debemos confiarnos. Las regulaciones de aforo en los establecimientos hosteleros tratan de impedir las aglomeraciones tan temidas por los profesionales sanitarios, así como el número máximo de personas que pueden juntarse, aunque varían según comunidades en función de las cifras de contagio. Y lo importante, no lo olvide, es el sentido común.
No existe evidencia sólida que permita saber con certeza cuánto de lejos se mueven las gotículas y cuál sería una distancia segura